Rodrigo a sus 74 años es felìz.
Anabelle Arenas
Guìa Para Mi Abuelo En Casa
Administrar el hogar resulta más productivo si se maneja la
economía en las relaciones con los adultos mayores y se reconocen los estados depresivos.
Cuidar a una
persona mayor junto al resto de la familia depende del direccionamiento que el
administrador de la casa le dé a dicha relación en cada una de las situaciones
que se presentan en el diario vivir. Es necesario asignarle al anciano el
porcentaje de responsabilidad que le corresponde asumir por sus actos.
Como dice el
refrán “más sabe el diablo por viejo que
por diablo”, ellos saben como no dejar apagar el fuego. Relata un campesino que
lleva viviendo 74 años en Santander, que
en el año 1937 en San Juan, la hacienda
de su padre, ubicada en Oiba, dónde él se crió junto a sus once hermanos, la
tarea más importante de las cocineras a eso de las seis de la tarde era guardar
el fuego, lo cual consistía en tapar muy bien con ceniza y pedazos de carbón un
tizón lo suficientemente grande, para
que al amanecer del día siguiente se pudiera nuevamente avivar la candela, de
lo contrario tenían que caminar por lo menos media hora hasta el rancho de
algún vecino para que les regalaran lumbre. En ese entonces los fósforos eran
unas varitas que se encendían rastrillándolas sobre una lámina impregnada de pólvora.
Estos eran escasos, costosos y difíciles de encender, por lo que se hacía necesario conservar el
fuego como un tesoro muy preciado.
La responsabilidad
se adquiere en la medida que nuestras acciones nos facilitan el diario vivir,
como en la historia de la preservación de la candela, de ahí que podemos aprovechar el sentido de responsabilidad de
la personas mayores y revertirlo para
con ellos mismos.
La economía del
hogar también tiene que ver con la asignación de actividades. El abuelo necesita que se le deleguen aquellas
tareas que a lo largo de su existencia ha repetido y que además le engrandezcan
el espíritu y le hagan sentirse útil.
Manejo de la depresión en la tercera edad
Desde los tiempos
de la prehistoria el ser humano ha buscado incansablemente el elíxir de la
juventud mediante pócimas mágicas, alimentos naturales, medicamentos, cirugías,
cosméticos y productos de belleza entre otros, pues la vejez trae consigo el
deterioro del organismo, de la agudeza de los sentidos, de la flexibilidad
mental, de la productividad laboral y de la tolerancia; situaciones estas que
se convierten en factores de riesgo para caer en la depresión.
La depresión en la
tercera edad no es normal, por lo que se requiere de un tratamiento oportuno ya
sea a través de psicoterapias o medicamentos según lo prescriba el
especialista. Es importante reconocer los síntomas de la depresión en los
adultos mayores, para poder brindarles la ayuda necesaria. A cerca del tema el National Institute of
Mental Health, publicó un folleto del cual se transcribe a continuación lo relacionado con los adultos mayores:
"¿Cómo
experimentan los ancianos la depresión?
La depresión no es algo normal
del envejecimiento y existen estudios que muestran que la mayoría de los
ancianos se sienten satisfechos con sus vidas a pesar del aumento de dolores
físicos. Sin embargo, cuando la depresión se presenta en ancianos, puede ser
pasada por alto porque ellos pueden mostrar síntomas menos evidentes y porque
pueden estar menos propensos a sufrir o reconocer sentimientos de tristeza o
pena.
Además, los ancianos pueden
tener más condiciones médicas tales como enfermedad cardiaca, derrame cerebral,
o cáncer, las cuales pueden provocar síntomas de depresión, o pueden estar
tomando medicamentos cuyos efectos secundarios contribuyen a la depresión.
Algunos adultos mayores pueden padecer lo que algunos médicos llaman depresión
vascular, también llamada depresión arterioesclerótica o depresión isquémica
subcortical. La depresión vascular puede suceder cuando los vasos sanguíneos
pierden flexibilidad y se endurecen con el tiempo y se contraen. Este
endurecimiento de los vasos evita que el flujo normal sanguíneo llegue a los
órganos del cuerpo, incluyendo el cerebro. Las personas con depresión vascular
pueden tener o estar en riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular o
derrame cerebral coexistente.
Aunque muchas personas suponen
que las tasas más altas de suicidio se dan entre los jóvenes, en realidad se
dan entre los hombres blancos mayores de 85 años. Muchos sufren una enfermedad
depresiva que los médicos no pueden detectar, a pesar del hecho de que estas
víctimas de suicidio a menudo visitan a su médico dentro del mes anterior a su
muerte.
La mayoría de los ancianos con
depresión mejoran cuando reciben tratamiento con antidepresivos, psicoterapia,
o una combinación de ambos. Investigaciones han demostrado que tanto la
medicación sola como los tratamientos combinados son eficaces para reducir la
tasa de reaparición de la depresión en adultos. La psicoterapia sola también
puede prolongar los períodos sin depresión, especialmente en ancianos con
depresión leve y es particularmente útil para aquellos que no pueden o no
desean tomar antidepresivos.”
Las personas mayores en el hogar hacen parte de
los activos más valiosos de la economía
en las relaciones familiares, de tal manera que se debe procurar la convivencia
amena y evitar situaciones que desencadenen sentimientos de soledad,
aislamiento y pérdida de autoestima ya que estos conllevan a caer en estados
depresivos.