Recordando imagen ganadora del premio Pulitzer de 1994.

Un periodista averiguó qué le sucedió al niño africano que aparece en la imagen ganadora del premio Pulitzer de 1994.
Es muy difícil borrar la imagen del niño africano con desnutrición severa que es vigilado atentamente por un buitre. La fotografía, tomada por Kevin Carter trajo consigo muchas críticas, pero la gran pregunta era: ¿por qué Carter no ayudó al niño y lo dejó a su suerte? Años más tarde, en 1994, el reportero gráfico ganó el premio Pulitzer, pero acabó suicidándese. ¿Qué sucedió realmente con ese niño? Hoy, 18 años después, se dio a conocer que él sobrevivió.
El fotógrafo sudafricano Kevin Carter visitó en avioneta la aldea sudanesa de Ayod en 1993 para denunciar la hambruna y la guerra que sufría el país. Antes de irse, vio a un bebé desnutrido tendido en la arena justo en el mismo plano que un buitre, dos símbolos que representaban una de las catástrofes humanitarias más importantes del siglo XX.
Nadie vio morir a aquel bebé y es la propia imagen la que desmiente ese destino trágico, al menos en parte, ya que la criatura de la foto lleva en su mano derecha una pulsera de plástico de la estación de comida de la ONU, instalada en aquel lugar. Si se observa la instantánea en alta resolución, puede leerse, escrito en rotulador azul, el código “T3”. La realidad es que ya estaba registrado en la central de comida, en la que atendían enfermeros franceses de la ONG Médicos del Mundo.
Florence Mourin coordinaba los trabajos en aquel dispensario improvisado: “Se usaban dos letras: “T”, para la malnutrición severa y “S”, para los que solo necesitaban alimentación suplementaria. El número indica el orden de llegada al feed center”. Es decir, que el pequeño tenía malnutrición severa, fue el tercero en llegar al centro, se recuperó, sobrevivió a la hambruna, al buitre y a los peores presagios de los lectores occidentales.
Después de varias reuniones con decenas de habitantes de la aldea Ayod, un periodista de El Mundo encontró a una mujer que repartía comida en aquel lugar hace 18 años llamada Mary Nyaluak dio la primera pista sobre el paradero de la misteriosa criatura. “Se llama Kong Nyong, y vive fuera de la aldea”.
Dos días después, aquella pista llevaría hasta la familia del pequeño, cuyo padre identificó y confirmó que se recuperó de aquella hambruna, pero que murió hace cuatro años de “fiebres”. A Kong no lo mató el buitre, pero sí el abandono y la pobreza en el que se encuentra esa región africana.
Perù 21 confirmo información.

http://el-prototipo2.blogspot.com/2011/02/el-planetavivio-el-nino-africano-del.html

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