Envejecimiento Exitoso

La vejez es una etapa más de la vida, al igual que las otras etapas en esta se producen una serie de cambios físicos, sicológicos y sociales que marcan un envejecimiento exitoso.

Durante mucho tiempo se ha equiparado vejez, como una etapa de pérdidas, como una enfermedad contagiosa, que aísla del contacto social, de la actividad laboral, porque no es rentable.

Los imaginarios que se tienen de los viejos y viejas se asocian a inutilidad, pobreza, carga, estorbo, improductividad que ya no tienen nada que ofrecer, no se les reconoce ni su experiencia y sabiduría, originándoles sentimientos de abandono, soledad y profundo desconsuelo.

El envejecimiento es el proceso biológico, psicológico, social y mental, que inicia desde el nacimiento, pasa por la niñez, la juventud, se incrementa en la adultez y vejez y termina en el momento de la muerte.

 Retomando la definición dada por la Organización Mundial de la Salud sobre Envejecimiento Activo, se define como “el proceso por el cual se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida, con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez”. Dos visiones:

1. Hacia un envejecimiento activo. 

Cada persona envejece de un modo y a un ritmo diferente.

Envejecer bien significa vivir la etapa de la vejez en las mejores condiciones físicas, sicológicas y sociales, hay muchas cosas que las personas mayores pueden hacer en su vida cotidiana para vivir esta etapa con el mayor grado de bienestar y salud posibles. En esta etapa es cuidar la salud, vivir bien y sentirse bien. 

2. Personas mayores en condición de dependencia.

Las tareas son promover la independencia, la salud, la habilidad funcional y la prevención de la dependencia en todas las etapas de la vida.

La familia y las mismas personas mayores deben trabajar por mejorar su calidad de vida, el entorno, la salud, los factores sociales y familiares, basados en el respeto a la autonomía, la integridad, la independencia y la dignidad.

Así mismo, el “cuidado de los y las cuidadores”, sus situaciones de estrés, la sobre carga.

La experiencia viene demostrando que a pesar de las adversidades que la vida nos presenta en el campo social, de vivienda, económico, cultural y demás ámbitos esenciales en el desarrollo humano, las personas en su proceso de vida y a lo largo de su formación y crecimiento identifican los espacios naturales como verdaderos escenarios de vida propia.

Es así que cada día el trabajo comunitario y familiar debe apostarle a la organización y participación de tejidos sociales básicos para la interacción, solidaridad, cooperación, buscando encontrar en un contexto sencillo, los recursos y dotaciones tanto personales como colectivas para el servicio de quienes en un momento de la vida necesitan del otro.

Para el caso de los mayores dependientes quienes fueron visibles seguramente largos años en su comunidad, e incidieron muchos de ellos en la construcción de esta, es necesario mantener latente en el nicho familiar, barrial y comunitario su presencia y favorecer el derecho a una vida digna y activa dentro de sus limitaciones propias por su edad.

3. Redes familiares y sociales.

Este tema es trasversal ya que se pretende buscar la corresponsabilidad de las familias y las personas mayores, para cambiar los imaginarios, donde la responsabilidad con la población mayor es únicamente del Estado.

 Identificar necesidades y potencialidades de la población mayor, generando espacios de encuentro, afecto, autonomía y reconocimiento, con la estrategia transversal de incentivar el ejercicio de los derechos y obligaciones, el buen trato y el respeto a la dignidad humana.

 Rescatar los escenarios públicos, como la cuadra, el barrio, el parque, la calle, para fortalecer la solidaridad y los procesos de organización interna, que les posibilita el acceso a la oferta de servicios intersectoriales y comunitarios.