Conductas De Autocuidado Del Abuelo En Casa
Conductas de autocuidado sobre eso me preguntó mi amiga Elsa una tarde que la fui a visitar a y la encontré sentada con su papá en la sala, como estaban sus hermanos seguí saludando y de pronto escuché que Elsa le decía a su papá que no necesitaba que fuera un día especial para el que se bañara y se cambiara de ropa.
El papá le respondió "para sentarme aquí todos los días sobra eso de bañarse" como quien no quiere la cosa me acerqué y me incluí en la charla hablando alegremente entre otros temas sobre y les pregunté de que se trataba la discusión la cual me explicaron como ya lo había alcanzado a escuchar, poco a poco fuimos conversando de temas generales conductas de autocuidado y yo le dije que estaba de acuerdo con el abuelo, una mirada desaprobando mi comentario fue la respuesta de mi amiga, el abuelo se interesó y aproveché para proponerles si los dos estaban de acuerdo que luego de bañarse y cambiarse saliéramos a dar un paseo y tomar un café, cosa que enseguida aprobó el abuelo y se hicieron los arreglos para efectivamente dar un paseo por el centro comercial cercano y tomarnos un café.
Continuando con la misma actitud tranquila le propuse otra salida al tercer día con la intención de ir al Jardín Botánico cosa que hasta mi amiga disfrutó después de refunfuñar por las propuestas que les hacía para sacarlos de su tranquilidad pero esperando continuar la famosa charla sobre conductas de autocuidado y de paso que convenciera al papá de bañarse.
Después de algunos meses de salir una o dos veces a la semana, el abuelo no necesitaba regaños ni disculpas para bañarse y cambiarse pues la motivación de salir y cambiar de actividad era suficiente para lograrlo sin hablar ya de conductas de autocuidado ni de nada específico.El papá le respondió "para sentarme aquí todos los días sobra eso de bañarse" como quien no quiere la cosa me acerqué y me incluí en la charla hablando alegremente entre otros temas sobre y les pregunté de que se trataba la discusión la cual me explicaron como ya lo había alcanzado a escuchar, poco a poco fuimos conversando de temas generales conductas de autocuidado y yo le dije que estaba de acuerdo con el abuelo, una mirada desaprobando mi comentario fue la respuesta de mi amiga, el abuelo se interesó y aproveché para proponerles si los dos estaban de acuerdo que luego de bañarse y cambiarse saliéramos a dar un paseo y tomar un café, cosa que enseguida aprobó el abuelo y se hicieron los arreglos para efectivamente dar un paseo por el centro comercial cercano y tomarnos un café.
Continuando con la misma actitud tranquila le propuse otra salida al tercer día con la intención de ir al Jardín Botánico cosa que hasta mi amiga disfrutó después de refunfuñar por las propuestas que les hacía para sacarlos de su tranquilidad pero esperando continuar la famosa charla sobre conductas de autocuidado y de paso que convenciera al papá de bañarse.
Mi amiga sorprendida otro día me dijo que cómo lo había logrado que el cambio era visible en una persona de 75 años que ya no quería ni pararse de la cama, la verdad no supe explicarle pero le comenté del caso a un amigo médico y me respondió que por fortuna yo no había ido a primero buscar la respuesta científica sobre pereza, tristeza o no querer hacer nada, pero me dio esa explicación sobre las ... no recuerdo... endorfinas... y cómo la actividad física estimula todas y cada una de las partes de nuestro cuerpo, nuestro espíritu y hasta nuestra mente quiere generar nuevas opciones y pensamientos, acrecentando la autoestima y alegría de vivir que las conductas de autocuidado son parte de este proceso que no necesariamente lo viven todas las personas.
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