Tomado del Blog :
Una visión de Alec Oxenford
Hace unos meses interrumpí el escribir artículos en este blog. En ese momento se dió un acontecimiento que me marcó mucho y me llevó a una profunda reflexión. Fue la muerte de mi querida abuela. La persona con quién viví durante toda mi infancia. En este artículo escribo algunas de las líneas que leí en su entierro y donde mezclo reflexiones, palabras de agradecimiento y un tributo personal.
Por qué escribir esto en este blog? Porque de mi abuela aprendí muchos valores que creo que son claves para cualquiera que busque el liderazgo. Porque a su manera, ella era sin dudas una gran líder. Porque este es mi blog, este es mi espacio personal y tengo ganas de dejarle unas líneas a mi abuela aquí.
De ella aprendí mucho. Aprendí sobre la vitalidad. La pasión. La energía. La persuasion. El carisma. La fortaleza. El humor. La perseverancia…. Estos son algunos de los valores que encarnaba mi abuela. Kitty. “Abu”. La Generala.
Acá va…
Esto es parte de lo que leí ese día hace unos meses cuando le dábamos la despedida final a mi abuela…
“Creo que lo más difícil para mi fue ver como con el paso de los días se le iba yendo la vida. Mi abuela siempre se había caracterizado por ser casi demasiado vital. Y ahora se estaba yendo… Los días previos a la despedida, esto era lo que pasaba por mi cabeza cada vez que la veía: se le está yendo la vida…
Cuántos recuerdos…
Me viene ahora a la mente una imágen clarísima: estoy en mi fiesta de casamiento, bailando el valls con mi abuela, dando vueltas a toda velocidad, como si fuéramos austríacos. Ella se reía a carcajadas y yo sufría ya que casi no podía seguirla a ella. Unos meses antes mi abuela me había “secuestrado” para enseñarme a bailar el valls. Su argumento había sido simple: era una vergüenza como bailaban el valls la mayoría de los novios y ella no iba a pasar vergüenza cuando bailase con su nieto.
Yo no lloro muy seguido. En los últimos años lloré dos veces. La primera fue cuando me enteré que mi abuela tenía cancer de pancreas hace poco más de un año. Lloré todo un día, casi sin parar. La segunda vez fue ayer cuando murió.
Seguir leyendo... clu.es/6m6
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